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El pasado fin de semana se
cumplieron ya 10 años del comienzo de la llamada "guerra contra el
narco" declarada por el entonces Presidente Felipe Calderón, que dio
inicio con el "Operativo Conjunto Michoacán", un primer despliegue de
tropas (4 mil 260 soldados, mil 054 marinos y mil 420 policías federales) con
la misión de "recuperar el territorio" en manos del crimen
organizado.
Si bien hay posturas encontradas
a favor y en contra de las acciones que se han emprendido para combatir al
crimen organizado, visto desde una visión meramente estratégica, existen
lecciones que se pueden encontrar en el legado del histórico del General chino
Sun Tzu y su clásico El Arte de la Guerra.
1.- "Conocerte primero a ti
mismo antes de enfrentar al adversario". Al iniciar su lucha, el Estado
echó mano de toda la maquinaria de seguridad en todos sus niveles, sin sopesar
la podredumbre que existía en los ámbitos locales y estatales, ni la corrupción
dentro del mismo Gobierno federal.
Es ingenuo pensar que las redes
del narcotráfico no estaban extendidas ya dentro del Estado antes de comenzar
la guerra, y que éstas, lejos de debilitarse, se han fortalecido en el
transcurso del combate.
Sólo así se explica cómo el
"Chapo" Guzmán pudo escapar dos veces de prisiones de máxima
seguridad o que prácticamente un pueblo entero pudiera desaparecer como ocurrió
durante la masacre de Allende, en Coahuila.
2.- "Frentes abiertos por
todas partes significa ser vulnerable por todas partes". Al declarar una
guerra a un enemigo amorfo y con presencia en todo el País, se abrió una caja
de Pandora de la que hoy no se encuentra la forma de cerrar, ya que los cuerpos
de seguridad no se dan abasto para enfrentar el problema.
El Ejército y la Marina salieron
de los cuarteles junto a la Policía Federal a enfrentar a los grupos criminales
a lo largo y ancho de la República, pero el despliegue de fuerzas ha implicado
la fragmentación de la misma, y la debilidad de los Gobiernos municipales y
estatales ha significado que ante el repliegue de los elementos castrenses para
acudir a otra zona de violencia, los grupos criminales recuperen el espacio
cedido.
3.- "Carecer de estrategia y
tomar a la ligera a los enemigos, inevitablemente acabará en derrota". Tal
y como lo expresara en su momento el Gral. Tomas Ángeles Dauahare, ex
Subsecretario de la Defensa, el Gobierno federal se lanzó a la guerra sin
estrategia de seguridad alguna, no sólo para hacerle frente a los grupos
criminales, sino también para combatir de raíz las causas económicas y sociales
que alimentaban el conflicto.
Peor aún, no se evaluó
correctamente la fuerza e influencia de los cárteles de la droga, mismos que
demostraron en muy poco tiempo ser los amos y señores de Estados y regiones
enteras, controlando sus corporaciones y Gobiernos a su antojo e, inclusive,
teniendo en algunas partes de la República mejor percepción dentro de la
población civil que los mismo cuerpos de seguridad federal.
4.- "Nunca es beneficioso
para un país que una operación se prolongue por mucho tiempo". Ésta es una
regla crucial dado el desgaste natural del combate, que lamentablemente se ha
ignorado en estos 10 largos años.
Esto ha significado no sólo el
desgaste y desintegración de la población civil, que ante los malos resultados
y la violencia desencadenada ha dejado de creer que la guerra se pueda ganar
(86 por ciento de los mexicanos en el 2012 creía perdida la guerra, según
México Unido contra la Delincuencia y consulta Mitofsky), sino también el
cansancio y legitimidad de los cuerpos castrenses para realizar tareas de
seguridad pública, demostrado en el reclamo reciente por parte del Gral.
Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa Nacional, respecto a que el
Ejército no pidió estar en las calles.
Para alcanzar la victoria se
requiere de reglas militares básicas: medición, valoración, cálculo,
comparación y victoria.
La guerra contra el narco ha
demostrado exactamente lo contrario: una improvisación alarmante carente de un
verdadero diagnóstico, cuyos cálculos errados no consideraron la magnitud del
problema ni del enemigo y que han resultado en un rotundo fracaso.
Quizás sea tiempo de reconocer
que el combate frontal e indiscriminado no es la mejor opción. Quizá es hora
que sea más recomendable atender a las raíces del conflicto en la búsqueda de
una solución, ya que tal y como sentenciara Sun Tzu: "la mejor victoria es
vencer sin combatir".
El autor es maestro en
Administración Pública y maestro en Política Social.
Fuente.-kevinzapata2012@gmail.com
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