viernes, 2 de diciembre de 2016

FIDEL CASTRO,3 DIAS con la "TEMIBLE DIRECCION FEDERAL de SEGURIDAD" en MEXICO...dios los hizo y ellos se juntaron.


La Mañana del 21 de junio de 1956. Ciudad de México. Cinco hombres jóvenes y delgados salen de una casa en la calle de José Emparán 49 y abordan un Packard verde, modelo 1950, placas de Miami, Florida. Llegan a Polanco. A la altura de Mariano Escobedo y Kepler número 3, se detienen y “en forma sospechosa” comienzan a descender.

Los agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) deciden en ese momento poner fin a la cacería que sostenían varios días atrás. Detienen a los cinco jóvenes con un inconfundible acento cubano. Ellos no ofrecen resistencia, ni siquiera en los interrogatorios. Hasta sus nombres reales quedan registrados: Reynaldo Benítez Álvarez, Ramiro Valdéz Menéndez, Ciro Redondo García, Universo Sánchez Álvarez y Fidel Castro Ruz.

Ninguno trae documentos, pero sí armas, por lo menos en el Packard había un rifle Seska 30.06 y 980 cartuchos de ese calibre.

Aseguran, en ese fresco y rítmico tono isleño, que son exiliados políticos y perseguidos por la dictadura de Fulgencio Batista y por eso llevan armas.

Los agentes de la DFS los llevan a Miguel Shultz, el edificio sede de la policía política que poco después dirigiría el capitán Fernando Gutiérrez Barrios.

Allí se sorprenderán los detenidos, en fichas escritas a máquina cuentan parte de su historia el paso por México, a donde arribaron para entrenarse antes de partir en el Granma desde la costa veracruzana para iniciar la revolución que acabaría con el régimen de Batista, el 1 de enero de 1959.

En los ficheros, el nombre de Fidel Castro, el más alto y delgado de los jóvenes cubanos detenidos, aparece cómo el líder de todos.

“El grupo 26 de julio prepara en México una conjura para realizar un movimiento armado en contra del gobierno de la República de Cuba, grupo encabezado por el doctor Fidel Alejandro Castro Ruz, exiliado político cubano quien llegó a México por una amnistía después de estar preso por un asalto a un Cuartel Militar (Moncada) de La Habana”, se lee en el informe de dos páginas elaborado tres días después de la detención por el jefe de Control de la DFS, Fernando Gutiérrez Barrios, quien a partir de estas detenciones se convertiría en una figura clave para las relaciones México-Cuba por la amistad que comenzaría a entablar por esos días con Fidel Castro.

FidelMundox

El tropiezo

Castro, el líder del Movimiento 26 de julio tenía poco menos de un año en México. Había llegado el 8 de julio de 1955 en autobús desde Veracruz. Estaba decidido a armar, desde aquí, su asalto guerrillero al poder. Sin saberlo, Batista le había dado una nueva oportunidad para concretar sus planes. Después de dos años de encarcelamiento en la prisión en Islas de Pinos, Cuba, producto del fracaso del asalto al Cuartel Moncada, le dio una amnistía que aprovechó para salir seis semanas después rumbo a territorio mexicano, donde encontraría el lugar propicio para organizarse.

Sólo que por ahora, los jóvenes revolucionarios sufrían un tropiezo. Habían sido descubiertos y detenidos. Quizá la sorpresa, quizá el miedo o solamente lo improvisado del movimiento, los desarmó y confesaron todo. En pocas horas la base del Movimiento 26 de Julio había sido desarticulada.

En el documento de la DFS se añade: a las dos de la tarde del 21 de junio fueron detenidos en la casa de la calle de Emparán dos jóvenes más, Juan Almeida Bosques y José Raúl Vega Vega.

Con los jóvenes también cayeron las armas. Aunque sus pertrechos no parecerían dignos de iniciar una revolución: dos granadas, un rifle, cinco pistolas, siete cargadores, una daga y 49 cajas de 20 cartuchos.

“Castro dijo que compró las armas a cinco o seis personas de las que no recuerda su nombre. Una de las pistola Star en una armería en Donceles esquina con Argentina, a un costo de 180 dólares, cartuchos en la armería Clemente, de (la calle) Brasil, sin que los empleados supieran la finalidad de la compra. La dinamita fue comprada por Ciro Redondo en el Pedregal de San Ángel”, detalla el informe de la DFS. 

La revolución cobra forma 

Fueron tres días de interrogatorios. Gutiérrez Barrios y sus agentes obtuvieron en ese tiempo objetivos, nombres, capacidad de movimiento, ubicación y contactos del grupo.

“Por la documentación y los interrogatorios se sabe que formaron el grupo 26 de julio, dirigido por Fidel, con el objeto de derrocar al gobierno en las próximas 6 o 7 semanas, ya que dicen contar con 90 por ciento de apoyo de la población y que el pueblo conserva armas para utilizarlas en el momento propicio”, se lee en el informe.

Tenían ya tres meses de capacitación militar destinados a “integrar mandos que dirijan y organicen en Cuba a los grupos de descontento”. Los jefes de grupo eran “Félix Elmuza, Juan Almeida Bosque, Carlos Gómez, Raúl Castro Ruz y Universo Sánchez Álvarez (un campesino de Matanzas que en México hacía de guardaespaldas de Fidel). Los detenidos aceptaron que el curso “comprende actividades de tiro, pistola, rifle 30.06, prácticas de campo, de topografía, de táctica, de guerrilla, de explosivos, bombas incendiarias, fabricación de ellas, voladura con dinamita, etcétera.

“El personal militarmente entrenado era controlado por Castro Ruz, quien clasificaba a sus elementos, anotaba número de prácticas, cantidad de cartuchos tirados, disciplina y resistencia física, cualidades de mando, etcétera”, añade el documento.

También Castro era “instructor” militar, junto “al Sr. Alberto Bayo Giraud, que fue coronel en la Guerra Civil Española (desde el bando republicano)”. En realidad, después se sabría que fue Bayo, por sus conocimientos militares, quien los preparó. Un hijo de éste, Alberto Bayo, piloto aviador, nacido en Marruecos y nacionalizado mexicano, fue “detenido a las 23 horas (del 21 de junio) en su casa de Ciclistas 39, Churbusco Country Club”.

La DFS ubicó dos domicilios más que formaban parte de la logística del grupo: uno en Kepler y Copé, y otro en Insurgentes Norte número 5. Pero allí no hallaron nada, “fueron abandonados con la detención de Castro”.

Donde sí encontrarían al resto del grupo sería en el “Rancho Santa Rosa o San Miguel, propiedad de Erasmo Rivera, localizado cerca de Ayatango, Estado de México, municipio de Chalco, donde hacían prácticas 3 o 4 días”.

Llegaron los agentes de la DFS tres días después de la detención de Castro y el resto del grupo. “El día 24 se investigó en el Rancho Santa Rosa y se aprehendió a 13 personas: Tomás Electo Pedroza Pinto, Horacio Rodríguez Hernández, Calixto García Martínez, Horacio Hirzel, Eduardo Roig, Luis Crespo Castro, Aguedo Feliz Agucar Rodríguez, Rolando Santana Reyes, Arturo Charmont, Celso Marazotto, Óscar Rodríguez Delgado, Ricardo Bonachea y Ernesto Guevara Serna (El Che)”. Aparte cita la detención del español Víctor Trapote, “escultor y ex combatiente en la Guerra Civil Española”.

Encontraron más pertrechos, pero aún así insuficiente: una pistola, cuatro fusiles, dos machetes, dos hachas, 50 kilos de dinamita y poco más de dos mil 500 cartuchos.

En el documento final, elaborado por Gutiérrez Barrios se puede establecer que el Movimiento 26 de Julio no era considerado peligroso para México. Puntualiza: “Las armas recogidas las utilizaban para su entrenamiento… Las armas eran relativamente pocas y de fácil adquisición… Los cartuchos los compraban en las armerías… Tienen nexos con exiliados políticos, principalmente nicaragüenses y costarricenses. No existe ningún nexo con grupos comunistas mexicanos ni reciben ayuda de ellos. Es un grupo opositor independiente, cuyo dirigente máximo es Fidel Castro”.

Al cabo de un mes todos los detenidos quedaron en libertad, excepto Fidel, El Che y Calixto García. Gracias a negociaciones y dinero —según escribiría años después El Che—. Salieron todos de la cárcel, aunque Castro recuperó la libertad primero que ellos. El más difícil de liberar fue El Che, pues se le pedía que en asegurara su declaración que no impulsaría la Revolución en México, pero el joven argentino sentía que eso era prácticamente renunciar a sus ideas, hasta que por fin Fidel Castro lo convenció, porque perdían tiempo para zarpar rumbo a la isla.

El 25 de noviembre de ese mismo año, el yate Granma los trasladaba, a ellos y varias decenas más a la aventura revolucionaria. Todos los nombres aparecen en los ficheros de la DFS.

No serían los únicos cubanos revolucionarios que meses después zarparan de México, otros grupos pasaron y fueron monitoreados por la DFS; tolerados por Fernando Gutiérrez Barrios, quien se convertiría en prácticamente su amigo, y el expresidente Lázaro Cárdenas, quien les brindaría protección.
Imagen.-LaSillaRota


Así el paso por México de Fidel Castro se integró a la leyenda revolucionaria. Hoy se le rinde homenaje, tras su muerte, ocurrida el pasado 25 de noviembre.
fuente.-

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