miércoles, 19 de octubre de 2016

LA MUERTE de JUEZ,PARTE del COSTO MONUMENTAL de la FRACASADA GUERRA ANTIDROGAS"...en esa violencia generadora de mas violencia.

Imagen.-Internet



Vicente Bermúdez, un juez federal, fue ejecutado este 17 de octubre mientras corría fuera de su casa en Metepec. El homicidio es importante porque se cometió en agravio de un juzgador, pero su impacto se ha multiplicado porque la agresión fue captada en un video que se ha difundido en medios.

El asesinato del juez italiano Giovanni Falcone, su esposa y escoltas el 23 de mayo de 1992 conmocionó a Italia en su momento. Los homicidas hicieron estallar mil kilogramos de explosivos al paso del auto del juez bajo la autopista en la que éste se trasladaba. La muerte de Falcone, y posteriormente la de su colega Paolo Borsellino, sirvieron para unir a Italia en la lucha contra la mafia.

Bermúdez no es el primer juez en ser asesinado en México. En el 2006 perdió la vida en un ataque en Toluca otro juez federal, René Hilario Nieto Contreras. Ha habido otros atentados contra jueces. También las policías y Fuerzas Armadas han sufrido bajas en el cumplimiento de su deber. Apenas el 30 de septiembre cinco militares fueron asesinados en una emboscada en Sinaloa.


En el video que graba su muerte se ve al juez Bermúdez corriendo y a una persona que lo sigue, se le acerca y le dispara en la nuca. El agresor tiene un cómplice a corta distancia. Es una ejecución que parece realizada por profesionales.





La incapacidad del Gobierno para proteger a los jueces puede tener un efecto importante en la lucha contra la delincuencia organizada. Según Alejandro Hope, especialista en temas de seguridad, los asesinatos de jueces en Colombia hicieron casi imposible en un momento mantener los casos contra narcotraficantes. Algo similar podría ocurrir en México.

Es verdad que las muertes de jueces, o de soldados y policías en la guerra contra la delincuencia organizada son relativamente pocas. Cada año se registran en nuestro País alrededor de 20 mil homicidios dolosos, de los cuales la mitad o más están vinculados con el crimen organizado. El número de jueces, policías o militares muertos por sicarios no pinta en las estadísticas.

Pero esto se debe a que el costo en vidas humanas de la guerra contra las drogas en nuestro País es monumental y no cede con el tiempo. Los homicidios masivos, como el de los normalistas de Ayotzinapa o el de los migrantes de San Fernando, son producto de esta guerra.

Los esfuerzos por combatir las drogas a través de la fuerza no han logrado disminuir ni el consumo ni el tráfico, pero sí han generado una gran violencia. El Gobierno mexicano se ha metido en una guerra que no puede ganar, pero que tiene efectos negativos enormes.

No conocemos en este momento a los responsables del homicidio del juez Bermúdez. La sospecha, sin embargo, es que fueron criminales del fuero federal, un fuero en el que predominan los "delitos contra la salud". Esto lo haría una nueva víctima de la guerra contra las drogas.

En Italia, la muerte del juez Falcone fortaleció el esfuerzo del Gobierno italiano contra la mafia. Pero se trataba fundamentalmente de una sola organización criminal, mientras que los grupos que en México realizan el tráfico de drogas son muchos y se multiplican cada vez que alguna banda es desmembrada.

Es muy poco probable, en consecuencia, que la muerte del juez Bermúdez lleve a avances en la guerra contra las drogas. Se trata de una víctima más de una guerra sin posibilidad de triunfo.

fuente.-Sergio Sarmiento/

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