domingo, 10 de diciembre de 2017

PEÑA NIETO ENTREGO CANDIDATURA al GRUPO que le GARANTIZA el "SALVAMENTO TRANSEXENAL"...confianza que raya en la complicidad.

Abrir el PRI a los candidatos simpatizantes externos no fue sólo una ocurrencia del presidente Peña Nieto para tratar de “salvar” a su partido de una derrota segura en las elecciones presidenciales de 2018 y darle un mínimo de viabilidad y posibilidades de triunfo a la fuerza gobernante que hoy, con todo y candidato “ciudadano” sigue en tercer lugar de las encuestas.

En realidad cuando se dio la “línea” de Los Pinos para eliminar los candados que le imponían al priísmo la obligación estatutaria de postular a un cuadro militante a la Presidencia de la República, lo que se estaba trazando era todo el plan de salida y salvamento transexenal del peñismo y de la clase política mexiquense como grupo gobernante.
Por eso en la definición de la candidatura presidencial de José Antonio Meade lo que pesó no fue sólo su condición de no priísta o de economista tecnócrata atractivo para un sector del panismo, ni sus bajos negativos que pudieran ayudar a atraer votos más allá de la estructura tradicional del PRI. 

Lo que más definió que fuera Meade el abanderado de Peña Nieto fue su cercanía e incondicionalidad con el grupo más compacto y cercano del Presidente, el que forman Luis Videgaray, Aurelio Nuño y ahora también el candidato, pues con ellos el Presidente se siente más seguro y tranquilo de lo que pudiera pasar al terminar su sexenio, porque sabe que además del afecto y la influencia, lo une a ellos una confianza total que casi raya en la complicidad.
Ese es el grupo político que, con todo el apoyo de Peña, hoy controla completamente y ya sin resistencias aparentes no sólo al gobierno sino al PRI; son los elegidos del presidente para intentar —con todo el apoyo del aparato, las instituciones y los recursos públicos— no sólo darle continuidad a su proyecto, sino también frenar el avance de quién hoy los mexiquenses ven como la principal amenaza para su tranquilidad, negocios e intereses de llegar al gobierno: Andrés Manuel López Obrador. Y poco a poco Peña Nieto les ha ido soltando el poder para que sean ellos, Videgaray y Meade primero como mancuerna, con Nuño como el que completa el triunvirato, los que definan candidaturas a los estados, diputados y senadores y hasta las codiciadas y peleadas listas de congresistas plurinominales.
Videgaray se descarta. ¿Vanesa Rubio a la Sedesol? Ya investidos con ese enorme poder, el nuevo grupo ha tomado total control del PRI y de sus decisiones. Así, enviaron a otro técnico, no priísta, como precandidato a la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Mikel Arriola que, igual que Meade ha sido un buen funcionario que trabajó tanto para el gobierno panista de Felipe Calderón como para la administración priísta de Peña Nieto, y que lo hizo eficientemente primero en la Cofepris y luego en el IMSS, llegará a abanderar al deshecho priísmo capitalino sin tener la mínima experiencia en campañas electorales y sin conocer al partido que representa.
Eso sí, al pelotari que ha sido campeón nacional de Pelota Vasca y que ha ganado incluso torneos internacionales, no le falta carácter ni capacidad, tanto que aceptó ir a una candidatura de sacrificio en la que lo único que tendrá que hacer, ante la fuerza absoluta de Morena y su disputa con lo que queda de la estructura del PRD, es tratar de mantener un piso mínimo de votos en la capital del país (1.2 millones) que le ayuden en sus cuentas nacionales a su jefe y amigo, Meade Kuribreña. Lo que logre a partir de ahí, sin que pudiera ser mucho, será ganancia para el joven Arriola que como candidato será un muy buen administrador del IMSS.
La otra candidatura que se comentaba en los pasillos de la Cancillería era la de Luis Videgaray Caso como abanderado de representación proporcional al Senado, número uno en la lista nacional y próximo coordinador de la bancada senatorial del PRI. Ayer el secretario de Relaciones Exteriores salió al paso de la versión que se escuchó con insistencia y, tras un encuentro con empresarios, negó que aspire a candidatura de ningún tipo, “ni del Senado, ni de la Cámara de Diputados, ni presidencia municipal ni regiduría”, dijo con sorna el poderoso canciller y aseguró que permanecerá en su cargo hasta que finalice el sexenio porque “estoy concentrado en la renegociación del TLC”.
La jugada parecía perfecta porque desde el Senado Videgaray no sólo aseguraba influencia política en el próximo sexenio, gane o no gane el PRI, sino que también en caso de que la pierda, garantizaba la inmunidad del fuero por lo que se pueda ofrecer, pero ayer el propio canciller apagó esas versiones que repetían en el edificio de la avenida Juárez, en donde hasta hablaban de canciller sustituto: el embajador Carlos de Icaza.
Otra versión de cambios que suena insistentemente es la salida del amigo y compadre de Peña, el titular de Sedesol, Luis Miranda, de quien también se afirma que iría como candidato al Senado. Como secretaria, según esa versión, llegaría la quinta mujer en ocupar ese cargo: la subsecretaria de Hacienda, Vanessa Rubio, amiga y colaboradora de todas las confianzas del candidato Meade Kuribreña.
De darse ese nombramiento se confirmaría dónde radica ya el poder y el control del PRI este final de sexenio. Y faltan las nueve candidaturas a gobernador para las que ya este fin de semana José Antonio Meade ha convocado a reuniones a varios de los políticos, locales y nacionales, que aspiran a esas nominaciones para seleccionar a quienes serán los candidatos que lo acompañarán en la batalla por los estados, varios de ellos estratégicos como Jalisco, Veracruz, Guanajuato, Morelos y Puebla, y cuyos nombres empezarán a conocerse a partir del próximo lunes.

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