sábado, 10 de junio de 2017

DESERCION,las "OTRAS BAJAS" del EJERCITO,CASI 500 MIL SOLDADOS ABANDONO los CUARTELES...donde estan y con quien estan ?


En los últimos 30 años, el Ejército Mexicano ha perdido a casi medio millón de soldados por deserción. Cerca de la mitad de esa cifra abandonó los cuarteles en un solo sexenio. Con EPN el problema se abatió.¿Cuántas bajas por deserción puede soportar un ejército sin mermar sus funciones y afectar gravemente misiones como la defensa exterior, la seguridad interior, el mantenimiento del orden interno, la ayuda a la población civil en casos de desastre y el apoyo en labores de seguridad pública?

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¿Cuánto desgaste puede soportar todo un ejército que ve a miles y miles de sus elementos abandonar los cuarteles en busca de mejores salarios, mejores oportunidades de vida, tratando de alejarse de los abusos de sus superiores o de la presión de grupos ligados a alguna forma de delincuencia?

¿En dónde quedan la moral de toda la tropa, el prestigio de toda una institución y las capacidades de liderazgo, administración y conducción de un secretario de la Defensa Nacional que en un par de años pierde a la tercera parte de sus tropas y oficiales por deserción y le hereda al siguiente y al siguiente y al siguiente el mismo problema?

En México, las fuerzas armadas soportaron la deserción de 468 mil 929 soldados, oficiales y uno que otro jefe hasta sumar el equivalente a casi tres ejércitos (sin contar a la Marina), con consecuencias que no han sido dimensionadas y con impactos jamás considerados en su desempeño en el combate actual al crimen organizado y en otras misiones como la erradicación de enervantes, la intercepción de narcóticos y la vigilancia estratégica.

Todo esto sucedió durante las administraciones de (casi) seis secretarios de la Defensa Nacional, en las que tres de ellos vivieron los peores momentos del fenómeno con la deserción de 392 mil 789 soldados abandonando los cuarteles por diversos motivos.

En junio de 2003, al entrar en funciones el entonces Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) en el gobierno de Vicente Fox, los primeros datos revelados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sobre el tema descubrían una realidad que apenas se adivinaba a partir de uno que otro testimonio, de una que otra evaluación o cálculo hecho desde la narrativa de los propios militares que se atrevían a hablar de ello.

Del lado de las autoridades militares era imposible lograr datos frescos, cifras y mucho menos documentos oficiales que abordaran el problema. Todo era especulación y escenarios cerrados, cancelados para la opinión pública.

El ejercicio de la transparencia y la rendición de cuentas por parte de las fuerzas armadas era inédito, abierto y al mismo tiempo descontrolado, como lo era la necesidad y la ansiedad de la prensa ante la novedad de solicitar información relevante y al mismo tiempo datos inocuos, desfasados o sin mayor trascendencia.

Hoy, la Sedena ha reorganizado algunas de sus bases de datos para presentarlas a la opinión pública como información organizada, reestructurada y disponible sin que haya que solicitarla mediante el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI).

En el caso de las deserciones, el tema ha sido espulgado una y otra vez por los medios de comunicación pidiendo los mismos datos, pero actualizados, año tras año o sexenio tras sexenio, por arma, por servicio, por grado, por sexo, etcétera.

En esta administración la Sedena decidió presentar una base de datos que muestra únicamente las cifras por año, sin contextualizar a qué administración corresponde (no menciona quién era el presidente o quién era el secretario de la Defensa en los años revisados) o a qué grado, a que arma o servicio, es decir, muestra la información acumulada.

Los datos aparecen en el sitio http://www.gob.mx/sedena/acciones-y-programas/personal-dado-de-baja-por-diferentes-motivos-17873, en donde, sin mayor explicación, se presentan estadísticas de los últimos 32 años bajo el título “Estado global del personal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, que por diferentes motivos causó baja en los años de 1985 al 30 de noviembre de 2016”.

El documento, que es de acceso público, no solo se refiere a las deserciones como única causa de las bajas en la institución, aunque una lectura detenida revela que sí es la principal de ellas.

La deserción es una de las siete categorías que abarca el texto: baja por retiro, por haberla solicitado, por mala conducta, por deserción, por defunción, por pasar a la reserva correspondiente y por cumplimiento del artículo 24 de la le del ISSFAM (baja para solicitar pensión por vejez).

En el texto aparecen cifras correspondientes a seis administraciones en la Sedena, seis secretarios de la Defensa Nacional más recientes a quienes no se nombra. La primera administración comienza en 1985, Las cifras corresponden solo a los cuatro años finales del general Juan Arévalo Gardoqui al frente de la Sedena, perfilando un fenómeno que con él comenzaba a crecer. Gardoqui encabezó a la Sedena del 1° de diciembre de 1983 al 30 de noviembre de 1988.

En su paso por la Sedena desertaron un total de 27 mil 649 elementos, por lo menos en cuatro años, ya que los números mostrados por la secretaría no incluyen las deserciones de los dos primeros años de administración. El documento no explica si en esos dos años hubo o no deserciones.

En el último año de su administración el general vivió el inicio de una grave etapa de bajas por deserción. En 1988 la Sedena cerró el sexenio con 11 mil 578 elementos desertores, cifra que anticipaba la tormenta que viviría tres años más tarde el nuevo secretario, el general Antonio Riviello Bazán.

El sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari no solo fue el del Tratado de Libre Comercio (TLC), el de la apertura internacional, el del boom del neoliberalismo y el enriquecimiento de nuevas elites corporativas y políticas en el país. Fue, al mismo tiempo, el del estallido zapatista en Chiapas y el de la mayor cifra de miliares desertores en la historia de las fuerzas armadas mexicanas.

Con el general Riviello al frente de la Sedena la cifra histórica de deserciones fue ni más ni menos que de 197 mil 971 militares, es decir todo un ejército en un solo sexenio –sin contar a los efectivos que entonces integraban a la Marina-Armada de México–.

La debacle de este fenómeno vivió su momento álgido en 1991, cuando los desertores sumaron, en un solo año, 42 mil 485 efectivos. Previo a esa escandalosa cifra, la Sedena ya veía arrastrando una tendencia al alza que le fue heredada por el general Arévalo, quien había concluido su administración con 11 mil 578 deserciones tan solo en 1988.
Con Riviello el primer año hubo 13 mil 960 deserciones; el segundo hubo 15 mil 774 y en 1991 vino la crisis, con las 42 mil 485 bajas reconocidas por la Sedena, pero sin dar explicaciones, si detallar cuántos desertores eran soldados rasos, cuantos eran cabos, sargentos, subtenientes, tenientes, capitanes.

La secretaría no menciona tampoco posibles causas de las deserciones, pero desde 2003, con la ley de acceso a la información, ha sido posible reconstruir una buena parte de esta fenomenología en la que la falta de vocación por la carrera de las armas, los bajos sueldos, las expectativas de vida que resultan diferentes a las que se habían imaginado los hombres y mujeres que ingresan a las fuerzas armadas y las condiciones de trabajo en las que hay desde abusos de todo tipo por parte de subalternos y jefes, hasta desgaste, horarios excesivos, traslados y cambios que fracturan a la familia son los motivos más frecuentes que la Sedena ha mencionado para explicar la deserción en sus filas.

La siguiente administración, la del presidente Ernesto Zedillo, fue la de la militarización y el reacomodo de las fuerzas armadas para responder al surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), alzado en armas en Chiapas en las primeras horas de 1994.

El paso del general Enrique Cervantes Aguirre como titular de la Sedena (1995-2000) no fue menos grato en el tema de las deserciones. Bajo su administración desertaron 93 mil 805 militares, siendo su peor año el último, con poco más de 20 mil efectivos que decidieron abandonar la institución por diferentes motivos.

Cervantes no hizo diferencia alguna en atacar este fenómeno y le heredó a su sucesor, el general Clemente Vega García (2001-2006) una tendencia de deserciones que no pudo controlar y más bien dedicó a administrar con nulos avances.

El general Vega es el segundo secretario de la Defensa Nacional con el nada honroso récord de más deserciones en la historia del ejército mexicano. Con él se fueron por la puerta de atrás 101 mil 013 militares, para elevar la sangría del personal sustantivo a 392 mil 789 elementos (contando solamente las administraciones de los generales Antonio Riviello, Enrique Cervantes y Cemente Vega).

Los peores años de la Sedena en el tema de las deserciones bajo el mando del genera Vega fueron prácticamente todos, ya que las bajas por este motivo fueron en promedio de 15 mil por año en ese sexenio.

Con 16 mil 405 desertores en su último año (2006), el general Vega le pasó el problema a su sucesor, el general Guillermo Galván Galván, quien fue el primero en atender el tema de manera específico hasta el punto de incluirlo en la agenda de logros anuales y con el objetivo de disminuir el fenómeno en un 30 por ciento al final de su administración.

Así, los seis años de Galván en la Sedena fueron los de la deserción de 42 mil 986 militares, con una tendencia clara y marcada hacia el descenso, mostrando números históricos enfocados a abatir el problema.

¿Cómo fue que el general Galván comenzó a enfrentar este tema? A finales de enero de 2007, en el inicio del sexenio del presidente Felipe Calderón, la Sedena contestó a una amplia solicitud de acceso a la información formulada sobre el tema de las deserciones, señalando en una de sus respuestas finales que la dependencia había puesto en marcha cinco acciones para enfrentar y controlar la deserción:
1.- Aumento del periodo vacacional.
2.- Reestructuración de los horarios de trabajo y acciones complementarias para fortalecer la moral, destacando lo relacionado con el desarrollo profesional del individuo y atención oportuna de sus requerimientos y problemas personales.
3.- Se conceden licencias ordinarias para la totalidad del personal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, con el objeto de que atiendan sus asuntos personales (muerte de un familiar, asuntos jurídicos, eventos sociales, motivos de salud de un familiar, etc).
4.- Se otorga franquicia extraordinaria al personal que participa en operaciones militares de acuerdo con el tiempo de duración de las mismas, a efecto de que se repongan del desgaste físico y al mismo tiempo se incentiva la convivencia familiar.
5.- Se les concientiza de los beneficios que se obtienen con las diversas prestaciones que otorga el Ejército y Fuerza Aérea mexicanos, con especial atención al servicio médico.

Con ese perfil de acción, la Sedena llevó las cifras a niveles históricamente bajos; de 16 mil 641 deserciones contabilizadas en 2007, la administración militar cerró en 2012 con 2 mil 505 bajas y con el objetivo de reducir el fenómeno en al menos un 30 por ciento, según lo planeado por el general Galván y sus colaboradores.

Abatir los niveles de deserción era algo vital y estratégico para la Sedena ya que iniciaba la guerra al narco y la institución necesitaba de todos y cada uno de sus elementos, sobre todo de los integrantes de los cuerpos especiales que en años anteriores habían desertado del ejército.

En diciembre de 2008, al final del segundo año de la presidencia calderonista y de la administración del general Galván, la Sedena contestaba a otra solicitud de acceso a la información acerca de los niveles de deserción de militares pertenecientes a las Fuerzas Especiales.

La secretaría revelaba que de 1994 (año de la irrupción del zapatismo) a enero de 2008, el número de elementos de las Fuerzas Especiales desertados era de 1,560 elementos.

En julio de 2012, unos meses antes de concluir su mando al frente de la Sedena, el general Galván publicó el documento Logros de la Secretaría de la Defensa Nacional, en el que mencionaba como uno de los cuatro grandes ejes de acción de la dependencia en el sexenio el de “Estar dotada con recursos humanos de sólida moral, inquebrantable espíritu de cuerpo, estrictos principios disciplinarios y arraigada vocación de servicio”.

Galván le entregó la Sedena al general Salvador Cienfuegos Zepeda en diciembre de 2012, con una cifra histórica de deserciones a la baja de 2 mil 505 elementos menos en la institución.

El nuevo titular de la Defensa Nacional ha continuado con las líneas de acción que estructuró su antecesor, reduciendo las deserciones hasta cifras récord de 5 mil 505 elementos en cuatro años de administración en la secretaría.

Los datos de la Sedena indican que en 2016 hubo apenas 1,055 desertores en las filas del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, con una tendencia a la baja que colocaría a esta administración como un hito en la lucha por erradicar este fenómeno en su estructura.
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RECUADROS

GRAL. JUAN ARÉVALO GARDOQUI
(1983-1988)
27 mil 649 deserciones
  • 1985= 5,770 bajas
  • 1986= 3,450 bajas
  • 1987= 6,851 bajas
  • 1988= 11, 578 bajas 
GRAL. ANTONIO RIVIELLO BAZÁN
(1989-1994)
197 mil 971 deserciones
  • 1989= 13, 960 bajas
  • 1990= 15, 774 bajas
  • 1991= 42,485 bajas
  • 1992= 18, 456 bajas
  • 1993= 17,275 bajas
  • 1994= 17,802 bajas 
GRAL. ENRIQUE CERVANTES AGUIRRE
(1995-2000)
93 mil 805 deserciones
  • 1995= 12,426 bajas
  • 1996= 9,342 bajas
  • 1997= 11,122 bajas
  • 1998= 18,861 bajas
  • 1999= 19,849 bajas
  • 2000= 20,205 bajas 
GRAL. CLEMENTE VEGA GARCÍA
(2001-2006)
101 mil 013 deserciones
  • 2001= 15,870 bajas
  • 2002= 15,503 bajas
  • 2003= 14,744 bajas
  • 2004= 18,267 bajas
  • 2005= 20,224 bajas
  • 2006= 16,405 bajas 
GRAL GUILLERMO GALVÁN GALVÁN
(2007-2012)
42 mil 986 deserciones
  • 2007= 16,641 bajas
  • 2008= 9,112 bajas
  • 2009= 6,879 bajas
  • 2010= 4,398 bajas
  • 2011= 3,451 bajas
  • 2012= 2,505 bajas 
GRAL. SALVADOR CIENFUEGOS ZEPEDA
(2013-2018)
5,505 deserciones en cuatro años
  • 2013= 2,022 bajas
  • 2014= 1,176 bajas
  • 2015= 1,252 bajas
  • 2016= 1,055 bajas 
Fuente.-Jorge Medellín
@JorgeMedellin95

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