jueves, 30 de junio de 2016

En "TAMAULIPAS ELITES POLITICAS y CRIMEN ORGANIZADO" COMPARTEN HISTORIA...pero con "Cabeza de Vaca" el "castigo" tendrá que esperar .


El futuro del recién elegido gobernador de Tamaulipas, uno de los estados con mayor infestación de criminales en México, depende del castigo que se imponga a sus predecesores por pecados pasados como corrupción y colusión con redes criminales, según el autor de un nuevo libro sobre el tema.
La impunidad para contrabandistas, narcotraficantes y miembros corruptos de la élite política se remontan al origen mismo del crimen organizado en el territorio noroccidental de México, sostiene Humberto Padgetten "Tamaulipas. La casta de los narcogobernadores: un eastern mexicano".
Nos lleva a la década de 1930, en plena vigencia de la prohibición en Estados Unidos cuando los contrabandistas traficaban alcohol por la frontera que Tamaulipas comparte con Texas. Uno de los contrabandistas documentados fue Juan Nepomuceno Guerra, quien nació y creció en la ciudad fronteriza de Matamoros, donde fundó lo que ahora se conoce como el Cartel del Golfo.
Padgett pinta un retrato fascinante de Nepomuceno, a quien llama "el patrón". Este se mantiene intocado por las autoridades, pese al hecho de que le dispara a su propia esposa, la actriz Gloria Landeros, en un arrebato de celos en 1947. Increíblemente, ni siquiera la muerte del hijo del líder revolucionario Pancho Villa unos trece años después tuvo repercusiones legales reales para Nepomuceno.
Por lo menos dos calles en Tamaulipas llevan el nombre de Nepomuceno, y la colusión entre los dos poderes del estado —funcionarios y capos de las pandillas de la droga— se ha vuelto parte de la cultura. Padgett documenta ejemplos de esta relación simbiótica desde la década de 1930 hasta el día de hoy en una investigación que incluyó el examen minucioso de documentos y archivos históricos, así como viajes de campo de bajo perfil.
Tamaulipas ha sido fuente de la violencia más horrenda en torno a la droga desde el inicio de la campaña gubernamental contra el crimen organizado en 2006. En 2010, 72 migrantes centroamericanos fueron masacrados —presuntamente por los Zetas— y sus cuerpos arrojados en un rancho del municipio de San Fernando. En esa época, los Zetas estaban en guerra con sus antiguos patrones, el Cartel del Golfo. Padgett dedica un capítulo de su libro a la masacre.
“Si tú tienes una fosa de la que salen 300 cadáveres en San Fernando, no es porque haya ocurido un hecho insólito por generación espontánea; es una consecuencia de un proceso político, más que criminal”, afirmó Padgett en entrevista con InSight Crime. “El libro de Tamaulipas se trata de establecer la relación causal entre la corrupción y el efecto social”.
A la fecha, hay fugitivos dos exgobernadores de Tamaulipas, pertenecientes al Partido Revolucionario Institucional (PRI), buscados en Estados Unidos por acusaciones relacionadas con drogas: Tomás Yarrington (1999-2005) y Eugenio Hernández Flores (2005-2010). Durante el ejercicio de ambos, una empresa constructora supuestamente en un día pagó $500.000 pesos mexicanos al gobierno de Tamaulipas, en sobornos.
“Es narcotráfico del estado”, dictamina Padgett, quien cree que las investigaciones legales a Yarrington y Hernández son apenas la punta del iceberg. Padgett documenta una lista interminable de delitos cometidos a lo largo de los años por más de una docena de funcionarios de gobierno en Tamaulipas en relatos que parecen salidos de una buena novela de intriga política.
Uno de los ensayos del libro de Padgett, "Un político pobre es un pobre político", describe en detalle cómo, según los fiscales de Estados Unidos, Yarrington aceptó millones de dólares en sobornos del cartel del Golfo a cambio de permitir el flujo de drogas en el estado y la frontera con Texas. Ese dinero lo invirtió en propiedad raíz en Estados Unidos, algunas de cuyas propiedades han sido embargadas por las autoridades.
Aunque tanto Yarrington como Hernández Flores son requeridos por la justicia en Estados Unidos, aún tienen que ser capturados por el gobierno mexicano. Se dice que Hernández Flores apareció en una fotografía votando en las elecciones para gobernador a comienzos de junio, en las que Francisco García Cabeza de Vaca, del Partido de Acción Nacional (PAN), le ganó la gobernación de Tamaulipas al partido PRI del presidente Enrique Peña Nieto, por primera vez en la historia moderna.
Cuando Cabeza de Vaca asuma el poder el 1 de octubre, le corresponderá a él y a sus contactos en el gobierno federal decidir si aplican o no un castigo ejemplar a sus antiguos colegas como prueba sólida de que no se tolerará la corrupción. Pero en la historia contemporánea en México hay pocos ejemplos de castigo a políticos y miembros influyentes de la élite por colaborar con el crimen organizado, y ni un solo político figura en la actual lista de capos más buscados de México, sostiene Padgett.
Señala que el incidente "Casa Blanca" en 2014, que puso al descubierto compras de casas hechas por Peña Nieto, la esposa de este y su ministro de finanzas a prominentes contratistas del gobierno, pero en el que fueron absueltos de cualquier delito indica que la impunidad sigue siendo la norma para las élites políticas en México.
"No puedes explicar el fenómeno de la delincuencia organizada sin la permanente complicidad de las autoridades mexicanas", comentó refiriéndose a todo el país, no solo al tema de su libro.
Pero cuando se le preguntó si la preencia de tanta actividad criminal ha sido totalmente negativa para Tamaulipas en particular, Padgett se mostró dividido. Sin duda, dijo, el cartel del Golfo ha contribuido al desarrollo económico del estado.
“Quítales la migración —las remesas, quitas el dinero del comercio informal y quitas el dinero del narcotráfico... qué cosa tan cabrona se hace" para el estado, admitió.
Fuente.-

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