sábado, 23 de enero de 2016

EL "GRITO en TAMAULIPAS",entre "ABUSOS del CRIMEN y los ABUSOS MILITARES"...esta para "llorar".


El paisaje cotidiano en las ciudades fronterizas de México ha cambiado en los últimos años. Una década después de la guerra contra las drogas que se inició en México, la militarización es total. La vida ha cambiado en las comunidades de la zona norte del país.
Poco a poco, en México, particularmente en los estados con mayor actividad de los carteles se  militarizaron. La figura de un oficial de la policía local con  uniforme civil, una radio de la policía y un arma de fuego es casi un recuerdo; con probabilidades de no volver nunca más.
El cambio se produce después de que el crimen organizado cambió sus operaciones a partir de una estructura corporativa como a una fuerza paramilitar en un intento de proteger sus territorios y ampliar sus franquicias. Las agencias de inteligencia en el momento ignoraron esto, pero cuando los grupos del crimen organizado superaron el gobierno recurrieron a una estrategia de guerra con el uso de los militares para llevar a cabo tareas civiles.
Los "Chicos buenos" contra los "Chicos malos".
La guerra trajo consigo la pérdida de los derechos individuales para el ciudadano común.La línea de Seguridad Publica empuja sobre los derechos civiles alegando que son los chicos buenos luchando contra los chicos malos, pero al mismo tiempo  permite a los militares  violar los derechos humanos.
Hemos perdido el derecho a la libertad de viaje garantizado por nuestra Constitución. En Tamaulipas nos dirigimos a trabajar viendo convoyes de sicarios del cártel de un lado y los convoyes de soldados en el otro. ¿Cómo es posible que con un enorme despliegue de fuerzas militares, no estamos a salvo?
Estamos siendo detenidos y registrados en los puestos de control ilegales tanto por el crimen organizado y las fuerzas armadas, donde nos ven con desconfianza. Comprueban nuestros teléfonos celulares violando nuestra privacidad mientras nos cuestionan en extremo.
El fin justifica los medios
Transeúntes inocentes se convierten en daños colaterales y en  números  que son justificados por el bien de "asegurar la seguridad pública." Un caso reciente ha hecho reflexionar  cómo es que vivir en una zona de guerra nos ha hecho insensibles como individuos. Nos hemos acostumbrado a tiroteos, la violencia se ha convertido en algo común y una parte normal de la vida. La violencia fronteriza se ha convertido en uno más de los temas de conversación.
En la ciudad fronteriza de Reynosa el 14 de enero, por el Boulevard Hidalgo, una de las principales carreteras de esta ciudad, un SUV fue atacado por agentes de la Policía Federal de México. El Chevrolet Suburban habia tres familias a bordo cuando fue atacada a balazos por los servidores públicos que criminalizan al público a su antojo. Por suerte, en este caso, sólo uno de los padres resultó herido en el tiroteo.
Las autoridades nunca presentaron una versión oficial de los hechos y ciudadanos expresaron su indignación en las redes sociales; Sin embargo, el caso fue simplemente olvidado después de unos días. Nadie se hace responsable por el ataque ni castigados.   Los ciudadanos de esta ciudad ahora tienen que temer dos lados, el crimen organizado y las fuerzas militares (de cualquier institución).
Nuevo Paisaje Urbano
Las autoridades ahora utilizan equipos y tácticas con fusiles de asalto. Policías locales han sido sustituidos por las fuerzas militares. Agencias de policía estatales han tenido sus miembros entrenados por los militares y que han comenzado a vestirse para la ocasión. El estigma de criminalizar el ciudadano por medio de su ropa, tatuajes o coche que conducen se ha convertido en parte de la vida cotidiana.
No estoy haciendo excusas para el crimen organizado, ya que sus miembros se esconden entre la comunidad, pero he visto la ineficiencia de los servicios de inteligencia que son muy costosos para el contribuyente común. El gasto no evita el uso indebido de los organismos encargados de hacer cumplir la ley y ni prevén protocolos para proteger a los civiles inocentes.
"Wachos" (soldados mexicanos), "Poliwachos" (soldados que llevan a cabo funciones de policía), "Polinegros"   (Fuerza Tamaulipas agentes de la policía), "Popeyes" (infantes de marina mexicanos), "Federicos" (Policía Federal), estas palabras se han convertido en parte de la conversación cotidiana en las ciudades fronterizas mexicanas.
Círculo vicioso
Conforme pasa el tiempo, estas corporaciones policiales han caído en prácticas corruptas.La falta de coordinación y la desconfianza entre los organismos ha llevado a la confusión ya que inocentes han sido atacados. También ha habido casos en los que han sido capturados, extorsionados y luego los delincuentes liberados. Los encargados de garantizar la seguridad pública ahora están compitiendo con los miembros de la delincuencia organizada con el fin de llevar a cabo actividades ilícitas.
Fuente.-BREITBART/TX (INGLES)

1 comentario:

  1. Yo por eso ya me arme y q le agan como quieran. Me canse de tanta injusticia y el o los q se me atraviesen me los meto
    A eso yegue

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