domingo, 25 de octubre de 2015

ENTERATE: LA "MARIHUANA" ,"significado y modismos" del acto de "QUEMARLE las PATAS al CHAMUCO".


La etimología de mariguana es incierta; el primer intento por descubrirla lo hizo el doctor Leonardo Oliva en su libro Lecciones de Farmacología, publicado en 1853, donde escribió refiriéndose a la marihuana: "Planta anual, originaria de Persia y cuyo nombre acaso está formado de la voz Mari, significando María y la palabra Huana significando Rosa, ignoro a qué idioma pertenece". Oliva menciona la palabra Rosa, porque a la cannabis indica se le llamaba Rosa María seguramente antes que mariguana, aunque no sabemos con exactitud desde cuándo. 
La parte verosímil, aunque imposible de comprobar, de esta hipótesis, es que Mari proviene de María; la parte débil que Huana refiere Rosa; en suma, a Oliva le faltan argumentos. En la Farmacopea mexicana

"Date un tris, desde hace rato te estoy pasando el charro..."

, formada y publicada por la Academia Farmacéutica, México, 1846, Imprenta de Manuel N. de la Vega, encuentro la referencia más antigua de la palabra mariguana, donde también la relacionan con la palabra Rosa María.

Según Luis González Obregón, mariguana proviene de la conjunción de las palabras María —como les decían a las mujeres que vendían la yerba en el ejército— y de Juan —como les decían a los soldados—, lo que es improbable debido a que los primeros registros de mariguana, que existen desde la década de 1840, son anteriores al uso coloquial de María y de Juan; no he encontrado definición de Juan, como soldado, antes de Tomochic de Heriberto Frías (1893) y del Diccionario de mejicanismos de Ramos Duarte (1895).
Sería difícil que mariguana proviniera del náhuatl u otra lengua indígena porque en América no existía el cáñamo antes de que los europeos llegaran a este continente, y sólo hay testimonios aislados del uso ritual de la planta por parte de indígenas hasta la segunda mitad del s. XVIII. Se podría investigar la etimología de mariguana en su relación con los indios mariguanes que hasta el s. XVIII vivían en la Sierra de Tamaulipas, donde fueron literalmente exterminados por el ejército novohispano y cuyo nombre es citado por expedicionarios de entonces, aunque no hay datos de que conocieran el cáñamo en alguna de sus especies; o con la planta Coccothrinax miraguama, llamada miraguama, tal y como aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua de 1885, palabra taína que después derivó en miraguano, como se le conoce a principios del s. XXI, y que es una palmera de poca altura de hojas grandes en forma de abanico.
Podría provenir del nombre de una de las islas Bahamas, que a principios del siglo XX ciertamente se llamó, sin que se sepa bien la razón, Mariguana, aunque actualmente se llama Mayaguana, voz de lengua arahuaca, lo que más parece una coincidencia fonética que un préstamo idiomático. Resulta interesante el hecho de que en la lengua ópata (de los indígenas de Sonora) que se hablaba en el siglo XVIII existiera la palabra mariguasoco para referir a la tarántula, como lo acota el jesuita Juan Nentuig, en su libro El rudo ensayo. Descripción geográfica, natural y curiosa de la provincia de Sonora, publicado en 1764, lo que también parece una coincidencia.
En suma, sólo existen hipótesis para desentrañar la etimología de mariguana, sin duda la palabra más usada en Occidente para referir a la cannabis indica; al parecer, la planta desea conservar este secreto, por no desear que sepamos todo acerca de ella.
Modismos mexicanos para mariguana desde el siglo XIX hasta nuestros días (1)
Aceite. Alfalfa. Aracata. Bailarina. Belula. Café. Campechana verde. Coffe. Chabela. Chíchara. Chipiturca. Chora o shora. Clorofila. Coliflor tostada. Colitas. Cola de borrego, de león o de zorra. Crema de León. Dama de la ardiente cabellera o de los cabellos encendidos ("y una Dama de ardiente cabellera/veló mi sueño en torno de la cuna". Porfirio Barba Jacob, La dama de la ardiente cabellera. 1918). 
De la buena. De la verde. Diosa verde. Doña Diabla. Doña Juanita. ("Sin haberse quitado siquiera el puro de la boca. ¡Bravo, Don Antonio ha dejado este cartel ¿Le hizo daño Doña Juanita?". M. Azuela, La Luciérnaga, 1932). Doradilla. Epazote. Esfinge verde. Fina esmeralda. Fitoca. Flor de Juana. Goma. Greña. Grifa ("En México se le llama de diversas maneras. 
Su nomenclatura posee muchos términos, velados por oportuna fantasía entre los que recuerdo los siguientes: 'doña juanita', 'shora' grifa'..." J. J. Tablada, Las sombras largas. 1928). Grilla. Gris. Güera. Hojas de alpiste japonés. Hojita con lumbre. Jani. Jerez seco. Join. Juana. Juanita. Juanita Salazar Viniegra o Señora Viniegra (en referencia al doctor Leopoldo Salazar Viniegra que intentó desmitificar a la mariguana e impulsó la legalización del consumo de algunas drogas duras para pacientes adictos en 1940; como chacoteo, el caló delincuencial usó su apellido para nombrar a la mariguana). Kris kras. Lengua de buey. Maciza. Macha chaca. Madrastra. Mala yerba. Malva. Mari. María. Mariana. Margarita. Marinola. Maripepa. Mary Popins. Mastuerzo. Material. Mora. Morita. Moreliana. Mois. Mole. Moraleja("Pues sí, pero hubiéramos ido a mi casa por mi moraleja, Fran, con esa sí rezumbas. Medio pitón y ya estufas way way out". José Agustín, Se está haciendo tarde. 1972). 
Moravia. Morisqueta. Moronga. Mostaza. Mostaza montés. Mota ("...fuman hasta 'marihuana' —le contó en confianza Eulalio, prometiéndole para cuando les llegara la hierba maldita, la 'mota', un espectáculo impresionante y único". Federico Gamboa, La Llaga, 1913; "—Sí, hijo, están haciendo 'grifos' pues hay en la ciudad una enorme demanda de mota". J. J. Tablada. La resurrección de los ídolos). 
Motivosa. Motocicleta. Motor de chorro. Mott and Jeff (personajes de una tira cómica estadunidense aparecida en 1907 que en realidad eran Mutt and Jeff y que, por la afinidad de la pronunciación de Mutt (mot) con mota se usó para referir a la mariguana a principios del s. XX; "En México se le llama de diversas maneras. Su nomenclatura posee muchos términos, velados por oportuna fantasía entre los que recuerdo los siguientes:... 'Mott and Jeff'." J. J. Tablada, Las sombras largas. 1928). 
Nena. Nalga de ángel. Orégano. Orégano chino. Oro verde. Pajuela. Pasto verde. Pastura. Pepita verde. Petate. Petate quemado o del soldado. Pochola. Rana. Roja de Panamá. Rosa María. Sahumerio. Soñadora. Suave pechuga de mariposa. Suprema verde de clorofila o de mejorana. Tirsa. Tónico. Tortilla tostada ("Compañeros, aquí huele a tortilla tostada", F. L. Urquizo, Tropa vieja. 1938). 
Tostada. Tronadora. Trueno verde. Verdolaga sagrada. Verdosa, Yerbabuena. Yerba bruja ("Había sacado de su cartera un cigarro de la yerba bruja", J. J. Tablada, La resurrección de los ídolos). Yerba de oro. Yerba del diablo. Yerba santa. Yesca. Zacate o zacate inglés.
Modismos para el acto de fumar mariguana
Aceitar la máquina. Agarrar el avión. Atizar. Atizar coliflor tostada. Chumiar. Darse las de reglamento, las tres, un acelerón de trueno verde, un gallo, un jale, un jalón, un queso, un queto (anagrama de toque), un toque, un tripazo, un tris ("Date un tris, no te hagas pendejo, desde hace un rato te estoy pasando el charro". José Agustín, Se está haciendo tarde. 1972). 
Dárselas de olor. Dorar o dorárselas. Enamoriscar. Enyerbar. Grifear. Quemar ("—Es mejor quemar Golden, porque la de Zihuatanejo solamente nos pone amiba". E. Ramos Valdés, En onda; "Estuvimos quemando por el Aeropuerto. Nos reventamos tres pitos, casi uno por cabeza". J. L Benítez, La traición de Mauricio el Colgado. 1974). 
Quemar carrizo. Quemarle las patas al chamuco. Refinar (en la jerga del hampa de finales del s. XIX y la primera mitad del s XX, era comer algo dulce después de haber fumado mariguana, casi siempre con piloncillo o azúcar, para potenciar los efectos de la planta: "En cuanto se da uno "las tres" y "refina" ya anda uno volando por el espacio —dicen los insensatos". Porfirio Barba Jacob, En pleno reinado de "El ídolo blanco". 1919). 
Tatemárselas. Tostárselas ("¡Qué ojos más extraños, parece que se las tuesta!" J. J Tablada. La resurrección de los ídolos. 1924). 
Tronárselas. Vacilar (vivir los efectos hilarantes de la mariguana: "Mota es la marihuana; grifo el que la fuma, darse las tres es fumarla; vacilar, en un sentido general, lleno de sutiles matices, es experimentar los intermitentes efectos del delirio". J. J. Tablada, Las sombras largas. 1928. Vacilar de olete. Sentir los efectos de la mariguana por oler el humo que hay en un espacio donde se fuma la planta y no por fumarla directamente; "Como dicen los iniciados había vacilado de olete". J. J. Tablada. La resurrección de los ídolos, 1924). Vamos a que mar tín nos pague.
Finalmente la mariguana se resimboliza
México fue quizás el primer país del planeta en estigmatizar a la mariguana en un tenor furioso; a partir del siglo XX, unos más otros menos, prácticamente todos los países del mundo lo harían. Creo que la razón última para que esto sucediera —en México y en el mundo— fue el hecho, aún vigente, de que, sobre todo en Occidente, el discurso permisivo del consumo de drogas se basa en la aceptación del alcohol, una droga sedante que se consume no sólo con fines embriagantes, lo que no sucede con la mariguana, la cocaína o los opiáceos. Esta es la gran virtud de las bebidas etílicas, y quizás el motivo por el que tanto la cultura grecorromana, la cristiana como la humanista moderna lo ponderan y aceptan, es decir, ser una droga que puede degustarse por su sabor y no sólo por sus efectos; en cuanto a los riesgos de excederse en su consumo las sociedades etílicas han creado distintos mecanismos de autodefensa que van desde la rehabilitación hasta la reglamentación legal y la sanción, algo que se tendrá que hacer con la mariguana legal; la obsesión civilizatoria que padecemos los humanos así lo exige.
La lógica de condenar moralmente a la mariguana en el México del siglo XIX (aunque desde entonces ya era ilegal su venta como droga recreativa), derivó en el siglo XX en la conformación de un blindaje legal global análogo, que del mismo modo sobredimensionó los riesgos, los daños y los castigos. La prohibición global de varias drogas a principios del siglo XX fue una estrategia pergeñada por Estado Unidos de América en la que México fue un engrane más de los muchos que conformaron esta maquinaria prohibicionista global.
Pero en la década de 1960, cientos de miles de jóvenes de todo el mundo resimbolizan la mariguana y por primera vez en Occidente la planta se consume de manera masiva en su variante recreativa. Fue el primer anuncio de su aceptación moral y legal, proceso que estamos viviendo en la segunda década del siglo XXI. Por más reprobada, infamada y prohibida que haya sido, los millones de personas, no sólo jóvenes, que desde entonces consumen mariguana en todo el mundo, la constatación de que los daños que produce son menores, el desgaste de un discurso prohibicionista-criminalista que quiere resolverlo todo con legiones de fieros policías híper armados, así como la rentabilidad económica que su aceptación legal implica (por ejemplo en los impuestos y en el ahorro de recursos destinados a las policía antinarcóticos), han provocado que la muy maldecida mariguana —una droga con efectos distintos a los del alcohol— les gane a final de cuentas la batalla a sus enfurecidos detractores.
¿Qué sucederá una vez que la Cannabis indica forme parte del menú de drogas legales en México y el mundo? ¿Qué pasará cuando la yerba sea vendida en elegantes estuches y paquetes de todo tipo como una mercancía más, con códigos de barra, publicidad e impuestos añadidos al precio? ¿Qué cuando los churros ya no sean esos pitillos retorcidos y malhechos forjados al vapor y a escondidas, sino unos perfectamente liados con precisas máquinas automáticas? Es probable que la mariguana le quite audiencia al alcohol, lo obligue a renunciar a su monopolio omnipotente, le robe un porcentaje considerable de rating, entre otras cosas porque el costo social de la Cannabis es y será mucho menor, y debido también a que sus efectos son menos dañinos; pero no lo hará desaparecer, como pasó con las plantas psicotrópicas durante la Conquista o con el pulque en el s. XX; mientras no se inventen drogas químicas que nos dañen lo menos posible (creo que aparecerán en este siglo XXI), la mariguana y el alcohol no tienen por qué llevarse mal, al contrario han de convivir como buenos (o malos) hermanos.
1.- La mayor parte de las palabras y frases que aparecen en este apartado fueron tomadas de mi Diccionario de modismos mexicanos, México, Porrúa, 2012, segunda edición.
Fuente.-

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